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Presentación de la nueva colección de literatura japonesa por la editorial Lapislàtzuli

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Los dos libros que la editorial presentó.
  Apostar por la literatura japonesa no es una decisión fácil, sobretodo porque esta aún está floreciendo en nuestro país. Por supuesto, si nos fijamos en las ventas del último libro de Murakami, esto puede parecer mentira, pero si intentamos ver más allá de la estela de este autor, vemos que el resto de literatura japonesa aún tiene pocos lectores en España. Es un camino que poco a poco se va recorriendo y que cada vez más editoriales apuestan para tener uno u otro título de la literatura nipona es una realidad, sin embargo pocas se atreven a dedicar una colección o todo el catálogo editorial a autores japoneses. Esta minoría se ve aumentada cuando hablamos de traducciones en catalán, pues aunque no pocos autores japoneses cuentan con algún título traducido a este idioma, no existe colección o editorial que se dedique a traducir al catalán y editar obras japonesas. No existía hasta ahora.

Ko Tazawa en la firma de libros.
Lapislatzuli es una editorial más bien pequeña que ya había apostado alguna vez en traer ensayos o libros que hablaran de la cultura del país del sol naciente. Sin embargo, ahora emprenden un nuevo camino editorial apostando por la literatura japonesa en todo su esplendor: un ciclo que recogerá los mejores autores del siglo XIX y XX en obras más bien cortitas. Aunque no sean todas representativas del autor, sí que serán un pequeño tentempié ideal para aquel que quiera conocer la pluma de los autores. Libros cortitos, pequeños y con una presentación impecable que se nota que es una editorial que quiere hacer bien el trabajo.

Este miércoles, Lapislatzuli presentó las dos primeras novelas que van a formar parte de esta colección: A veure qui és més alt. Midori, una petita geisha (Takekurabe) de Ichiyo Higuchi y Harakiri. El cas de la familia Abe (Abe Ichizoku). Els encarregats de presentar-los van ser Ko Tazawa y Joaquim Pijoan, los dos encargados también de la traducción y la edición. La presentación se hizo en la sala de una biblioteca de Barcelona, la biblioteca Francesca Bonnemaison.


Al inicio de la presentación, ambos se encargaron de firmar los ejemplares, dedicándolos a aquellos que lo pedían. Había también un pequeño pica-pica y, en general, era el momento para compartir opiniones y comprar las obras. Poco después, hicieron pasar a todos los asistentes a una sala de actos suficientemente ancha para que se sentara todo el mundo. Después de una pequeña presentación, Ko Tazawa se dispuso a explicar tanto el contenido de ambas obras, como las razones de ser de la colección y sus futuros títulos. También comentó algunas aclaraciones sobre las traducciones y los títulos (que se diferencian del título original pero que son, de alguna forma, más explicativos). Sin embargo, las palabras de Tazawa parecieron explicar bien el porqué de esos cambios.

"Una traducció, encara que sigui molt bona, si no arriba als lectors no val per gaire."
(Una traducción, aunque sea muy buena, si no llega a los lectores no vale para mucho)

Desde El peso del aire, nos alegramos de ver proyectos nuevos como este florecer y les deseamos mucha suerte. Además, esperamos poder reseñar y traeros pronto las novelas que ya han publicado para compartirlas con vosotros. 
Joaquim Pijoan y Ko Tazawa presentando ambos libros.

El triste viaje de los remordimientos

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Hay veces que aparecen en la industria del manga historias como la que hoy reseñamos. Historias inclasificables, que aunque pueden acercarse más a un tipo de público que a otro (la forma en la que generalmente se clasifican los diferentes mangas), están capacitadas para llegar a todo el mundo. Historias en las que los acontecimientos o la acción dejan paso a la historia, para que el lector pueda paladear lentamente los sentimientos y sensaciones que está leyendo. Entre manos tenemos hoy Orange, uno de estos mangas. La trama de Orange no deja de basarse en una premisa muy sencilla. Naho recibe una carta de su yo futuro llena de consejos y acontecimientos que pasarán. ¿Con qué objetivo? Con la simple idea de que Naho pueda cambiar el futuro y salvar de la muerte a Kakeru, un chico recién llegado a la escuela y con quien rápidamente Naho y sus amigos traban amistad. La incredulidad del principio deja paso a una confianza casi absoluta en las palabras escritas por su yo futuro cuando este empieza a adivinar todo lo que pasa.

Aunque puede parecer un manga que tira hacia la ciencia ficción, los viajes en el futuro no tienen más importancia que esta. Sí es verdad que la autora le da un carácter casi misterioso a como la carta ha llegado a manos de Naho, pero aún así, el viaje en el tiempo no coge protagonismo, sino las consecuencias de la carta y de las acciones de la Naho futura y la Naho actual. Esta es una historia en la que los protagonistas y sus acciones toman todo el peso de la trama. Pues a diferencia de muchos otros mangas, en este los personajes no dejan de cometer acciones y provocar consecuencias y esa es la gracia de la historia, pues siempre está en movimiento, en constante evolución. Aunque una historia basada en sentimientos pueda parecer aburrida y estática, Orange se aleja mucho de esta idea y continuamente sigue evolucionando, dejando que sus personajes tomen el control.


Y es que una de las gracias de Orange, como he dicho, son los personajes. Y no solo Naho o Kakeru, que pasarían a ser los protagonistas, sino el resto de amigos tienen una importancia vital y todos tienen su papel en la historia. Sin uno de ellos, la historia sería diferente. Takano caracteriza muy bien, tanto con su dibujo como con sus personalidades y acciones y hasta palabras, los seis personajes principales. La trama nos va guiando a través de los días de instituto de estos seis personajes y de como, poco a poco, las cartas van cobrando importancia y a la vez, dejando de importar. Es contradictorio, pero es quizá ese el mensaje que quiere transmitir Takano con más fuerza: El destino no es ineludible, pero uno tiene que tomar su vida con sus propias manos. La evolución de Kakeru, de Naho y del resto de personajes se hace de vital importancia y a medida que la historia avanza, ellos también. Además, la propia Takano le da más profundidad aún al manga introduciendo los personajes una vez mayores. Estas escenas corren paralelamente a las de los protagonistas de jóvenes y le añaden complejidad a la trama y sobretodo, a los personajes. La historia de Orange, lejos de ser una cursilada sensibiliera, tiene momentos duros, reflexivos y tristes, al igual que bonitos. Al igual que la fruta que le da nombre, es a la vez dulce y ácido.

El dibujo de Takano se adecua a la perfección a la historia que crea la autora. Un dibujo tierno, dulce y a la vez con un carácter propio y lejos de lo aniñado de otros shojos. La autora además juega con imágenes grandes y muchos silencios, de tal forma que le dan más intensidad a las escenas adecuadas. Sabe jugar bien con entramados y fondos para que no se coman a los personajes y que solo cojan protagonismo cuando deben. Juega también con las viñetas y los puntos de vista, añadiendo muchos planos picados y algunos contrapicados. El uso de color en las portadas y páginas a color es también precioso, a tonos pastel y suaves ideales para el dibujo de Takano. Uno de los mayores atractivos de este manga es el dibujo y la estructura que crea Takano, que lejos de hacerse muy pesada, se hace ligera de leer, agradable y muy bonita.

El manga de Orange cuenta con solo cinco tomos (ya ha acabado en Japón), pero son más que suficientes para contar una historia como esta. De hecho, el último capítulo redondea con un final adecuado la historia creada. Al contrario que muchos otros, Takano recoge todo lo que ha ido sembrando a lo largo del resto de tomos y le da un acabado ideal. Es de agradecer que pese al éxito cosechado en Japón no haya alargado la historia innecesariamente. Los cinco tomos están disponibles ya en su país de origen y en España la encargada de traerlos es Tomodomo, con unas ediciones preciosas y muy elaboradas adecuadas para el manga. De momento están a la venta los tomos 1 y 2, pero seguro que la editorial traerá los siguientes pronto. 

El largo viaje de Kumiko

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Cuando Kumiko descubre en una Cueva, una cinta VHS con el film de los hermanos Coen, Fargo, cree que algo en su vida acaba de cambiar. El hallazgo, como si de una exhumación religiosa se tratara, es místico y el espectador entiende los sentimientos de Kumiko hacia la cinta de vídeo. Pero el verdadero desencadenante vendrá cuando Kumiko visione la cinta y vea como uno de los personajes del film entierra una gran cantidad de dinero bajo la nieve. Un tesoro. Kumiko, The treasure hunter juega continuamente con los paralelismos entre la realidad y la ficción. Es un film de metaficción, donde ambas películas están basadas en hechos reales. Pero una está dentro de la otra.





Antes de continuar la reseña de la película quiero dejar claro por qué esta obra tiene cabida en esta web. El film está dirigido y co-guionizado por David Zellner y Nathan Zellner, pero hay un gran elenco de actores japoneses en la misma ya que los primeros 45 minutos de metraje ocurren en Tokyo, por lo que esta mitad ha sido rodada en Japón, con un equipo técnico de japoneses y dos asistentes de dirección japoneses, Takashi Sekiya (Miroku, 2013; The First Breath of Tengan Rei, 2009) y Yûichi Tazawa (Lobezno Inmortal, 2013). Además hay algunos actores, que, aunque menos conocidos, vale la pena mencionar, como Kanako Higashi y Nobuyuki Katsube. Este film es una de esas raras ocasiones en las que dos equipos diferentes colaboran entre ellos para realizar un proyecto tan ambicioso como este.



Kumiko (Rinko Kikuchi) se enfrenta a un día a día insoportable. Su autoestima y ánimo es prácticamente inexistente y sobrevive como un zombie, acudiendo al trabajo y del trabajo a casa sin ninguna motivación en su vida. Solo hay algo que se nos muestra en pequeños retazos, ella persigue algo, tras encontrar un mapa y una cinta de vídeo. Kumiko busca un tesoro y esto es lo único que la permite seguir viviendo. La película se podría resumir en una frase que aunque no hace justicia, describe el envoltorio: una chica japonesa se obsesiona con el dinero enterrado que aparece en la película Fargo.



La película está cargada de dilemas que van más allá de encontrar el tesoro. Kumiko: The Treasure Hunter es el exponente perfecto de que lo importante es el viaje, y no el destino. El espectador se da cuenta de que algo muy crudo ocurre cuando Kumiko decide liberar a Bunzo, su conejo, en un parque de Tokyo. Bunzo no se mueve, Bunzo no sabe lo que es la libertad. Esto es una metáfora de Kumiko, pero a su vez es una metáfora de la película en sí misma. El film Fargo se convierte en la vida de Kumiko, cuya vida es nuestra vida en los minutos y horas que dura la película. Nosotros estamos tan atrapados como Kumiko, ella mira un antiguo VHS, nosotros nuestras pantallas. Ella trata de llegar a un maletín de dinero enterrado en la nieve, nosotros tratamos de dilucidar qué ocurre dentro de la cabeza de Kumiko.




Durante 45 minutos observamos a Kumiko en su penosa vida en Tokyo, su desincronización con el entorno que la rodea. Inspira tanta lástima que el espectador deja de empatizar con ella, no queremos ser partícipes de su tristeza. Nos aterroriza vernos reflejados en Kumiko, sentir que nosotros también vivimos vidas anodinas, rutinarias y sin una meta. En cierto punto del film, Kumiko decide marcharse a Minnesota, a buscar el maletín del dinero. Su tesoro. En este punto aparecen nuevas e interesantes lecturas, como por ejemplo el choque cultural. Como Occidentales pensamos de forma unilateral hacia Japón, pero pocas veces nos damos cuenta de que ellos también nos observan a su manera. Esto se refleja en la escena en que la señora mayor (Shirley Venard) le ofrece una copia de Shogun, la novela de aventuras de James Clavell. Ambas conocen muy poco acerca del país de origen de la otra, y tan solo a través de la cultura pop, es decir, películas y literatura, saben algunos detalles que no son más que clichés.



El film está ligeramente basado en una historia real, y aunque a mí no me gusta la bandera de “basado en hechos reales” para dar credibilidad a una historia como la que se nos presenta en Kumiko: The Treasure Hunter, no deja de ser curioso saber este dato. Y digo que no me gusta que se informe de este dato porque parece que el director tenga miedo a que su historia sea poco creíble, quizá por los detalles de realismo mágico que hay en ella, quizá por lo lenta que puede hacerse en ocasiones, en mi opinión es un error no confiar en un producto y darle toda la coherencia posible, aludiendo a falsos eslóganes.


En definitiva, Kumiko: The Treasure Hunter es un film para verse reflejados. El espectador debe viajar con Kumiko, sufrir con Kumiko y sentir la opresión de la sociedad contemporánea, como una espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas. Esta película no es sencilla, es lenta, con muchos minutos de metraje sin diálogo, donde los actores trabajan la expresividad facial y no la verbal. Es una película donde la fotografía luce en todo su esplendor, mostrando esos paisajes impresionantes, bellos y mortíferos del invierno de Minnesota. Y sobre todo dejaros llevar por la voluntad arrolladora de una persona que apuesta toda su esperanza en un último intento por salir del atolladero, Kumiko es ante todo una valiente.




Aoi Hana es la nueva licencia de Milky Way

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Milky Way acaba de anunciar una nueva licencia. Si os pareció que Hotel era un manga poco común, esperad a leer este. Se trata de Aoi Hana, de Takaro Shimura. Aoi Hana (Flores azules) está dentro del género yuri y Takaro Shimura es uno de sus máximos exponentes hoy en día. Este manga se publicó entre 2004 y 2013 en una revista de manga erotico llamada Manga Erotics F y actualmente se puede encontrar toda la colección en ocho tomos. Además esta serie tiene una adaptación al cine estrenada en 2009 de la cual os traeremos reseña pronto.

Milky Way traerá los ocho tomos en rústica con sobrecubierta a 8€ cada volumen. Se pondrá a la venta en octubre de 2015 y se publicará cada dos meses.
De pequeñas, Fumi y Akira eran amigas inseparables, pero la distacia las hizo perder el contacto. Diez años después vuelven a reecontrarse, solo para darse cuenta de que muchas cosas han cambiado, sobre todo la manera en que cada una concibe, siente y sufre el amor. A pesar de ello, hay un algo que se ha mantenido intacto con el pasar del tiempo: el sentimiendo de amistad entre estas dos jóvenes, ahora estudiantes de praparatoria. Ambas pasarán momentos díficiles, pero saben que siempre tendrán una mano amiga que las ayude a superar esta nueva etapa en sus vidas.

Novedad en Satori - La dama que amaba los insectos

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Satori acaba de anunciar una nueva novedad editorial para septiembre. Se trata de "La dama que amaba los insectos y otros relatos breves del antiguo Japón." Este clásico de la literatura japonesa titulado Tsutusmi chunagon monogatari (堤中納言物語) está compuesto por ocho cuentos, y tan solo se conoce a la autora de uno de ellos: "Ōsaka Koenu Gonchūnagon" escrito por la dama Koshikibu en 1055. Esta antología de relatos tiene 168 páginas y se publicará el 28 de septiembre a un precio de 19€. 

Tsutusmi chunagon monogatari, clásico que Satori ediciones publica bajo el título La dama que amaba los insectos y otros relatos breves del antiguo Japón, constituye probablemente el conjunto de relatos más antiguo de la historia del mundo en sentido estricto, ya que se centran en un personaje o en una situación y presentan con viveza la vida y las costumbres de su tiempo. Compilado por mano anónima entre los siglos XI y XII, época de esplendor de las letras niponas, la única certeza que se tiene sobre su autoría es que, al menos uno de los relatos fue escrito por una mujer, la dama Koshikibu, en 1055.

Este delicioso conjunto de relatos nos descubre la realidad del Japón hace nueve siglos: el mundo de la corte, su rígida etiqueta y su laxa moral. Una aristocracia en decadencia, rendida al culto desmedido a las formas y a la estética, asistió al nacimiento de los grandes clásicos de las letras niponas.


En esa sociedad estrictamente regulada y construida entorno a las más refinadas apariencias, una dama se rebela contra las imposiciones y el decoro causando estupor entre los cortesanos y provocando la desazón de sus padres. Mientras que sus compañeras disfrutan contemplando las delicadas y elegantes mariposas, ella prefiere las denostadas orugas; mientras que las jóvenes aristócratas se rasuran las cejas y se tiñen los dientes de negro siguiendo la moda de la capital, ella rechaza los convencionalismos y sonríe mostrando sus dientes inmaculados. La dama rechaza los artificios y la superficialidad e ignora las burlas y comentarios que suscita su excéntrica actitud pues ha descubierto que solo los espíritus libres de apariencias pueden llegar a ver la auténtica naturaleza de las cosas.


Novedades de Selecta Visión para septiembre

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Selecta Visión ha puesto a la venta una serie de interesantes novedades para este mes de septiembre. Os dejamos con las imágenes promocionales y un breve resumen del producto que ofrece Selecta Visión.



Ghost in the Shell: Arise. Serie completa + 4 especiales. El pack 4 DVD a 29,99€ y el Pack de 4 BR viene con extras y libros a 54,99€


Ataque a los titanes. Segundo pack con la primera temporada (episodios 13 al 25). Pack de 3 DVD 24,99€ y el pack de 3 BR junto a DvD con extras y el libro por 39,99€


Mazinger Z. Episodios del 47 al 57. Pack de 3 DvD a 24,99€ y pack de 2 BR a 29,99€

Saint Seya. Edición coleccionista con los episodios del 1 al 18. Pack con 4 BR por 34,99€


Saint Seya: Saga de Asgard. Episodios del 74 al 93. Pack de 5 DvD por 29,99€ y Phoenix Box, pack de 4 BR por 44,99€ 


Saint Seya: The Lost Canvas. Serie completa de 26 episodios Pack con 6 DVD y extras por 24,99€ y Pack de 6 BR con DvD de extras por 34,99€


Sword Art Online. Primera temporada, episodios del 1 al 14. Pack de 3 BR por 44,99€

Sorteo de Irezumi Itai

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Nuevo sorteo a la vista, y esta vez se trata de una edición espectacular de Satori. Irezumi Itai, de Yori Moriarty, el libro sobre tatuaje tradicional japonés. Sortearemos un ejemplar entre todos los participantes, bien atentos a las bases.



Cómo participar

Es sencillo, tan solo tenéis que responder a la pregunta "¿Cuál es tu novela japonesa preferida?"en cualquiera de nuestras redes sociales o en los comentarios de esta publicación. 

Sortearemos un ejemplar entre todos los participantes.

Podéis repetir participación en las tres plataformas disponibles: Facebook, Twitter y la web.

Para participar en Facebook: Tenéis que ser fans (darle a Like) a la página de El peso del aire y a la de Satori Ediciones y comentar  esta  publicación.

Para participar en Twitter: Tenéis que seguir la cuenta de @pesoaire RT el sorteo y contestar a este tweet.

Para participar en la web: ser usuarios registrados. No aceptaremos anónimos. 

Sorteo de ámbito nacional.

El sorteo dura desde hoy mismo 18/09 hasta el 24/09 a las 23:59h. El ganador se anunciará durante el día siguiente, 25/09. 

El premio deberá reclamarse en un plazo de 2 días, en caso contrario se re-sorteará el premio.



Cine independiente japonés en el Festival de San Sebastián

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Gran noticia que nos llega desde la web Cineasia, este año, el Festival de cine de San Sebastián en su 63ª edición. va a estar dedicada al nuevo cine independiente japonés que ha surgido entre el año 2000 y el 2015. 




La 63ª edición del Festival de San Sebastián, (en colaboración con CulturArts-IVAC (Valencia), Museo San Telmo, FIlmoteca Vasca y Conversaciones Donostia/San Sebastián),  tendrá lugar del 18 al 26 de septiembre. Podremos disfrutar de 34 películas que resumen estos 15 años de cine independiente en Japón. La retrospectiva dará como resultado una publicación coordinada por Shôzô Ichiyama, productor y director de la programación del Festival Internacional de Cine de Tokio Filmex.


Esta edición del festival contará con siete secciones en total que contará con una gran cantidad de filmes asiáticos, estas son la Sesión oficial, Nuevos directores, Sección infantil, Perlas, Zabaltegi, Culinary Cinema y finalmente la sección de Nuevo cine independiente japonés. Os recomendamos visitar Blogvisual para tener más información de estas secciones.

Programación de Nuevo cine independiente japonés:

  • H Story (2001), de Nobuhiro Suwa.
  • Hole in the Sky (Sora no Ana, 2001), de Kazuyoshi Kumakiri. Border Line (2002), de Sang-il Lee.
  • A Snake of June (Rokugatsu no Hebi, 2002), de Shinya Tsukamoto.
  • Bright Future (Akarui Mirai, 2003), de Kiyoshi Kurosawa.
  • No One’s Ark (Baka no Hakonube, 2003), de Nobuhiro Yamashita.
  • Vibrator (2003), de Ryuichi Hiroki.
  • Canary (Kanaria, 2004), de Akihiko Shiota.
  • Late Bloomer (Osoi Hito, 2004), de Go Shibata.
  • The Soupe, One Morning (Aru Asa Soup wa, 2005), de Izumi Takahashi.
  • Bashing (2005), de Masahiro Kobayashi.
  • A Stranger of Mine (Unmei Janai Hito, 2005), de Kenji Uchida.
  • Birth/Mother (Tarachime, 2006), de Naomi Kawase.
  • Sex Is No Laughing Matter (Hito no Sex wo Warauna, 2007), de Nami Iguchi.
  • United Red Army (Jitsuroku Rengo Sekigun, 2007), de Kōji Wakamatsu.
  • Fourteen (Ju-yon-sai, 2007), de Hiromasa Hirosue.
  • Sad Vacation (2007), de Shinji Aoyama.
  • Love Exposure (Ai no Mukidashi, 2008), de Sion Sono.
  • Passion (2008), de Ryûsuke Hamaguchi.
  • Mental (Seishin, 2008), de Kazuhiro Soda.
  • Parade (2009), de Isao Yukisada.
  • Yellow Kid (2009), de Mariko Tetsuya.
  • Love Addiction (Fuyu no Kemono, 2010), de Nobuteru Uchida.
  • Heaven’s Story (2010), de Takahisa Zeze.
  • Sawako Decides (Kawa no Nakakara Konnichiwa, 2010), de Yuya Ishii.
  • Saudade (2011), de Katsuya Tomita.
  • The Cowards Who Looked to the Sky (Fugainai Boku wa Sora wo Mita, 2012), de Yuki Tanada.
  • The Kirishima Thing (Kirishima Bukatsu Yametatteyo, 2012), de Daihachi Yoshida.
  • No Man’s Zone (Mujin Chitai, 2012), de Toshi Fujiwara.
  • Cold Bloom (Sakura Namiki no Mankai no Shita ni, 2012), de Atsushi Funahashi.
  • Au revoir l’eté (Hotori no Sakuko, 2013), de Kōji Fukada.
  • The Tale of Iya (Iya Monogatari: Oku no Hito, 2013), de Tetsuichirō Tsuta.
  • Miss Zombie (2013), de Sabu.
  • The Light Shines Only There (Soko Nomi Nite Hikari Kagayaku, 2014), de Mipo Oh.
  • Sharing (2014), de Makoto Shinozaki.




Novedad manga en Ponent Mon

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La editorial Ponent Mon ha anunciado mediante un escueto Tweet, que van a publicar el manga Tomoji, de Jiro Taniguchi, en 2016. Jiro Taniguchi es un autor cuya obra destaca por la calidad y la originalidad del dibujo, además de los trabajados y profundos argumentos. Es la última novela publicada por el autor japonés y desde luego este anuncio es una gran noticia para los lectores del manga menos comercial. Por ahora no hay portada ni más datos técnicos, pero estaremos alerta para actualizar esta misma publicación.




Con la muerte a cuestas

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Kawabata es de los autores japoneses que han llegado a nuestras costas más emblemáticos. Junto con Mishima (de quien fue sensei y amigo), estos dos personajes suelen ir de la mano en cuanto a fama, pese a que uno ganó el premio Nobel que, según el propio Kawabata, el otro merecía. No solo tienen similitudes en eso, pues sus ideas, unas más radicalizadas que otras, solían confluir hasta un mismo punto: Esa añoranza por el Japón ancestral que, en sus tiempos, ya se estaba perdiendo, diluyendo entre la occidentalización que trajeron los americanos y la segunda guerra mundial. Ambos hablan de ello en sus obras, aunque de una forma muy diferente. Y es en esas obras donde podemos contemplar la belleza y la tristeza de la ruptura de un país. La casa de las bellas durmientes, el libro que reseño hoy aquí, es una de las mejores novelas de Kawabata, pese a que se aleja bastante de ese tema, sí nos abre una puerta hacia un Japón diferente.

La primera vez que Eguchi acude a la casa de las bellas durmientes, su sentimiento mayoritario es recelo. Acude por la recomendación de un amigo y sabe bien que la diferencia de edad que lo separa de los clientes habituales, pese a parecer un número nímeo, es suficiente para que él sea un cliente especial. Un cliente que aún puede sentir placer o deseo sexual. Dormir al lado de una muchacha joven, desnuda y virgen, una muchacha narcotizada que no sabrá de su existencia, transforma poco a poco a Eguchi. 

Nos encontramos de nuevo ante una novela reflexiva de Kawabata. Lejos de ser una novela erótica o con alto contenido sexual, lo que nos relata es más bien el viaje por la memoria de este personaje principal que, al dormir junto a mujeres jóvenes, recuerda su propia juventud. Se siente como si aspirara la lozanía de las muchachas que lo acompañan, que puede sentir su propia piel en esa piel resplandeciente, lisa y blanca. Así, al encontrarse bajo las mantas con una mujer virgen y desnuda, Eguchi va recordando el pasado, a sus hijas, a las mujeres con las que ha compartido cama. Y recordando el pasado, puede sentir cerca el aliento de la muerte. Porque es esa melancolía de los tiempos que ya han pasado y no volverán el ambiente que rodea esta novela y que la transforma en una novela reflexiva. Es cada una de las muchachas con las que Eguchi duerme, todas diferentes entre sí, las que evocan al protagonista ciertos recuerdos. 

Al principio, un occidental puede mantenerse alejado de las sensaciones que despierta el libro. Las escenas que se suceden son muy evocadoras, pero nada comprensibles. Sin embargo, poco a poco podemos entender la satisfacción de soñar al lado de una muchacha joven, la tranquilidad de perder la soledad durante el sueño porque, de alguna forma, su sueños se comparten. Este concepto se ve completamente trastocado en Sueño profundo, de Banana Yoshimoto, que coge la misma idea y le da la vuelta. Al fin y al cabo, y como vemos al principio, ese retorno es como un retorno a la maternidad, a estar acompañados por una madre. El mismo Eguchi lo comenta al principio del libro, cuando el olor de la doncella se le asemeja mentalmente al de un pecho lactante. El olor a un recién nacido lactante se ha quedado gravado de su infancia y de su madurez como abuelo y al acercarse tanto a la juventud, es capaz de sentirse conectado a esos dos momentos clave de su vida.

Este es uno de esos libros que cualquiera preferiría leer en versión original. Y es que Kawabata es un genio a la hora de jugar con las palabras y los dobles sentidos. En japonés, su prosa es mucho más bonita y seguramente, el hecho de leerlo en manuscrito aún mejora más la lectura. Sin embargo, la traducción está muy bien apurada, pues conserva los dos elementos clave de los libros de Kawabata, esa melancolía casi sencilla que parece rodear las ambientaciones en todas sus obras y la belleza de las imágenes que transmiten. En este libro, estas imágenes están tan presentes como en las demás, jugando con el paisaje marítimo que Eguchi ve poco, pero escucha mucho más. Jugando también con las muchachas, cada una diferente, con sus posiciones y sus movimientos. Aunque es un libro muy pausado, Kawabata no deja que en ningún momento el lector escape de ese sentimiento absorbente que acompaña su lectura. Y al final, no llega el final. Kawabata tiene una característica bastante interesante sobre sus finales, pues nunca parecen acabar de forma cerrada. Escribía lo que quería escribir y cuando se cansaba, dejaba de hacerlo. Como si la escritura fuera algo que saliera de él hasta que la corriente dejaba de fluir. 

En conclusión, Yasunari Kawabata es uno de los mejores escritores japoneses por este tipo de obras sutiles, preciosas, que casi parecen oníricas. Una obra como La casa de las bellas durmientes es para leer de forma pausada, para intentar entender el mensaje entre líneas, pues Kawabata expresa mucho más de lo que está escrito. La efemeridad de la vida humana, la cercanía de la muerte de los ancianos y ese instinto de aspirar la juventud, de estar cerca de ella, parece mostrarse en esta obra, pero el autor va mucho más allá. 

Dark Water de Hideo Nakata

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Dark Water (仄暗い水の底から ”Honogurai Mizu No Soko a Kara”) - Hideo Nakata, 2002

El abandono es algo que a la mayoría nos aterra. Quedarnos solos. Para un niño es algo terrorífico. Una de las primeras cosas que ves cuando tienes un hijo, es como cree ser abandonado cuando lo dejas en la guardería por primera vez y como puede llegar a llorar de alegría al ver que vuelves a las pocas horas. No hay nada peor, sentirse olvidado, desamparado, abandonado, solo. Esto nos plantea Hideo Nakata (中田秀夫) en esta película de terror, Dark Water, basada en la novela “Honogurai Mizu No Soko A Kara” (literalmente, “En las profundidades del agua oscura”) de Koji Suzuki (de quien ya adaptó “Ringu” unos años antes).

La sinopsis no es complicada: Una mujer recién divorciada se muda con su hija a un pequeño apartamento en un sucio y desvencijado edificio. Allí empezarán a ocurrir extraños acontecimientos relacionados con una gotera de la que cae agua sucia.


Desde el inicio de la película, Hideo no para de mostrarnos agua por todas partes como elemento principal e inquietante: Llueve constantemente, goteras en el techo, charcos, etc.



Con pocas pinceladas nos muestra el perfil de la madre: fragilidad mental, pero fuerza para luchar por su hija, tanto contra su marido como contra lo paranormal. Nakata consigue crear un drama estresante alrededor de la protagonista y mezclarlo con el terror desde el principio. Nunca llega a caer en el melodrama (Excepto quizá por un par de escenas, y tampoco demasiado excesivo) y logra una combinación perfecta con el terror que va “in crescendo” hasta su redondo final. En este film todos se han sentido abandonados durante la infancia y es algo que el director maneja muy bien llevándolo al terreno del miedo, construyendo una historia llena de una insana atmósfera.

El protagonismo recae de forma casi total sobre la madre. Su hija también juega un papel muy importante pero el resto de personajes van y vienen, como es el caso de su ex marido o los que deciden la custodia de la niña. Tiene personajes secundarios que aportan cierto toque de humor para distender el agobiante escenario, como el portero o el vendedor del piso.



Como no podía ser de otra forma, este gran director de género crea escenas que ponen los pelos de punta. Por ejemplo: la cámara que graba imágenes en el ascensor, el bidón de agua del tejado, los pasillos oscuros, el piso de encima de la protagonista, etc.



Hideo es único para conseguir que pases un mal rato y lo logra con creces, tanto en la parte dramática, donde sufres por la cordura y el estrés que sufre la protagonista, como en la parte sobrenatural, donde simplemente te acojonas.

Juega con la gama cromática para hacer que el espectador no se pierda cuando introduce flashbacks, tintando estos de un amarillo sucio, como la mancha del techo de la protagonista, para que sepas sobre quien está narrando.

También maneja con destreza la cámara moviéndola para dar énfasis en los momentos adecuados y estática durante el tiempo suficiente para que el espectador note miedo, solitud, etc. No sobra ni una escena, Hideo Nakata no añade ni quita nada. Cada escena tiene su por qué y el espectador lo va descubriendo a medida que avanza la película.

La atmósfera que consigue el director a través de los medios que dispone, es perfecta: todo está sucio alrededor de la madre y su hija, el edificio donde viven, la lluvia constante e incluso las jugarretas de su marido para quitarle la custodia (todo menos la relación entre ellas, que la muestra sana y fuerte), la maravillosa e inquietante música del gran compositor Kenji Kawai (Ghost In The Shell, Ghost in the Shell 2: Innocence, Ip Man, etc), el continuo sonido del agua (sea lluvia, goteras, pisadas, etc), la presión sin respiro que recibe la madre… Y todo ello lo va adornando con detalles terroríficos desde el inicio que van aumentando hasta llegar al tremendo desenlace.
En resumen, una brillante película no sólo de terror si no como film en sí, que os dejará pegados al sofá. Quizá mi único “pero” sería el epílogo, que a mi parecer no hace ninguna falta, pero dura poco y tampoco desmerece el resultado final.



Biografía del director:

Hideo Nakata nació el 19 de julio de 1961 en Okayama, Japón. Estudió periodismo en la Universidad de Tokio. Debutó en la dirección de largometrajes en 1996 con "Joyu-rei" (Ghost Actress) y se hizo famoso por su película "Ringu" (El Círculo) dos años después, fama que traspasó las fronteras del cine japonés.

Diarios de una era (Parte II)

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El primero en promover el género nikki fue un hombre llamado Ki no Tsurayuki, que escribió el Diario de Tosa (Tosa nikki). El diario recoge los 55 días de viaje de una de las provincias hasta Kioto, la capital de la época. Una de las características de este diario es que el autor fingió que era una mujer de la corte la que describía el viaje del cortejo en el texto. Cabe destacar que este autor era también el autor del prólogo (en chino) del Kokinshu, la antología de poesía más conocida y estudiada por la época. Dicho prólogo estaba escrito en chino, sin embargo Ki no Tsurayukiescribió en kana el diario y seguramente por eso se puso en la piel de una mujer. Este es el primer diario destacable que se conserva de la época, pero en él se comenta que eran los hombres los que mayoritariamente escribían ese tipo de documentos, seguramente en el idioma del país vecino.


Ki no Tsurayaki
Los seis diarios escritos por mujeres que se conservan son todos diferentes entre ellos y posteriores al Tosa nikki. Algunos son de ficción, como el diario de Izumi Shikibu (Izumi-Shikibu nikki del 1003 al 1004), una de las poetas más conocidas de la época y que escribió un diario en tercera persona que relata una relación tormentosa entre ella y el príncipe Atsumichi. Otros diarios narraban la realidad con un carácter casi histórico, como el diario de la dama Sanuki (Sanuki no Suké no nikki) que relata la enfermedad y muerte de un emperador.

El Diario de Sarashina(Sarashina nikki) o el Diario de la efímera (Kagero no nikki) son diarios que narran experiencias largas y divididas en el tiempo. Son los dos mejores ejemplos de diarios en los que la autora busca narrar los eventos más importantes de sus vivencias, lejos de escribir diariamente. El primero es de los diarios más conocidos (y de los pocos que han llegado traducidos a orillas españolas) y narra la vida de la autora a los trece años, edad en la que regresa a Heian con su padre, un gobernador de provincias. Este es de los pocos diarios narrados por una mujer que no pertenecía al núcleo de la corte, sino a sus múltiples ramas. El segundo diario es narrado por la mujer de un príncipe, que tenía varias concubinas y esposas, en un tono más bien complaciente y amargo.

Uno de los diarios más conocidos fuera del país nipón es el Diario de Murasaki Shikibu (Murasaki-Shibiku nikki). Esta fama viene sobretodo de la autora, pues es la escritora de la conocida Novela de Genji. Si es un diario o no es algo muy discutido por críticos literarios, pero sí es verdad que los varios fragmentos que se conservan son una clara muestra del nikki como lo entendemos en la literatura japonesa: Murasaki Shikibu se dedicó a plasmar sus sentimientos y sensaciones en los eventos que vivió durante la época en la que era dama de compañía de la Emperatriz Shoshi, la segunda esposa del emperador. Murasaki no solo escribía sobre la emperatriz, sino que también comentaba la vida de otros personajes públicos, algunos conocidos en la actualidad como Izumi Shikibu o Sei Shonagon. La validez documental de este diario es discutible, pero relata a la perfección la vida de una dama de la corte y sus obligaciones en cuanto a la belleza, a la vestimenta o a la cultura. 
Dama Sarashina, extraído de "Diaries of court ladies of old Japan"


Desmarquemos los nikkide los diarios occidentales. Sí es verdad que normalmente los diarios están escritos en primera persona y reflejan los pensamientos del autor (hay excepciones a eso también), la idea de plasmar el día a día o las vivencias de la persona es bastante distante a la concepción que tenían los japoneses de la época Heian de los nikki. Son diarios que muchas veces oscilan entre lo ficcional y lo real, algo que también difiere de los escritos de occidente. Tampoco se comparte la privacidad ni la intimidad con la que se asocian los diarios occidentales. Los diarios de la época Heian, normalmente narrados por mujeres, no son narraciones de las experiencias del día a día, sino que se concentran en los hechos más destacados que rodean la vida de la autora, aunque estos hechos no la afecten a ella directamente. Estos diarios tienen en común estar escritos en la misma época y contener la gran mayoría experiencias vividas por la autora y poemas breves de tipo tanka, que eran los que se solían escribir entonces. Aunque la persona que lo escribía solía reflejar los pensamientos y sentimientos que despertaban los hechos vividos y plasmados en el diario, estos no tenían un carácter íntimo y se transmite, a través de sus palabras, una intención comunicativa; los diarios no eran privados, sino que eran compartidos por las personas que rodeaban a la autora.

Este género, junto con el género zuihitsu, conocido sobre todo por El libro de la Almohada (Makura no soshi) de Sei Shonagon, la poesía y el género epistolar, fueron las cuatro formas más extendidas de escritura durante la época Heian. Todos tienen en común ese carácter comunicativo que comparte con el género nikki y que tanto lo diferencia de los diarios occidentales: Los textos se compartían, se recitaban y se leían. Se enviaban junto con cartas, de forma que tanto la poesía como los diarios unían a los cortesanos. Por eso mismo, la propia belleza del texto estaba asociada también a la belleza física de este: Las cartas y poemas solían enviarse con flores, ramas y papeles perfumados y los diarios se escribían en papel Michinoku, uno de los considerados de mayor calidad. Si algo destaca en los fragmentos y textos que nos han llegado de esta época, es la belleza y esmero con el que cuidaban cada una de las palabras. Y al final, deberíamos leer estos diarios no solo como testimonio de una época lejana, sino también valorando su gran riqueza literaria.

Introducción de Amy Lowell en “Diaries of court ladies of old Japan

Introducción de Richard John Bowring en “Diaries of lady Murasaki

Novedad en Satori - Cuentos tradicionales de Japón

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Aunque en la web de la editorial aún no encontramos información sobre este libro, podemos anticipar esta noticia gracias a la información de las distribuidoras. A partir del 5 de Octubre encontraremos en nuestras librerías los Cuentos tradicionales de Japón de Richard Gordon Smith (1858-1918). Richard Gordon Smith fue un naturalista británico que realizó numerosos viajes a lo largo de su vida para catalogar muestras de animales y plantas para enviar al Museo Británico. Esta recopilación de cuentos fue publicada originariamente en 1908, tras un viaje a Japón que realizó en 1897. Allí, quedó maravillado con la riqueza y el exotismo de su folclore, y trató de recopilar toda esta sabiduría en esta obra.

Habrá que esperar más información para ver el interior de la obra, pero al parecer la editorial Satori nos ofrece una magnífica edición con 63 láminas a color. Una obra imprescindible para los amantes de Japón, de los mitos y de las leyendas tradicionales orientales. Esta recopilación tendrá 352 páginas y un precio de 26€.

"Cuentos tradicionales de Japón" reúne una selección de leyendas históricas, narraciones de carácter mitológico y cuentos populares recopilados por Richard G. Smith a lo largo de su estancia en Japón durante la Belle Époque. A través de sus páginas recorreremos el Japón mágico: fantasmas y espectros; reinos submarinos, amores no correspondidos; árboles y ríos habitados por los dioses sintoístas de la naturaleza; cuentos inspirados en el estricto código del honor samurái o relatos nutridos por las enseñanzas budistas y el espíritu zen.


Ciencia ficción en el cine japonés (I)

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Me encanta la ciencia ficción. No es ningún secreto. Quienes me conocen saben que además me pirra lo asiático (no solo Japón, también Corea, China y Taiwán), así que no les debe de extrañar lo tontísima que me pongo cuando doy con una producción en la que se combinan ambos, independientemente de si luego resulta bueno, o un truño. Lo que sí es cierto es que las mayores satisfacciones me las he llevado por parte nipona.

Desde muy jovencita (tal vez a los doce años o así) quedé fascinada por la ciencia ficción japonesa gracias a distintos ovas y películas de anime que descubrí en el videoclub. Por supuesto, devolví los VHS echando humo. Macross, Alita, Appleseed... Ni qué decir tiene que a mis treinta y nueve años ya, la lista de favoritos es bastante amplia a estas alturas, aunque hoy no quiero hablar de la buenísima (y a veces rallante) ciencia ficción que se puede encontrar en el anime. Eso, quizás, otro día. Y es que si hablamos de producción audiovisual, os aseguro que hay vida más allá del anime, y no solo en cine, sino también en televisión. Del primero, a España llega bastante poco; en cuanto al segundo... ya ni hablamos. Solo diré: bendito internet, gracias por existir.

Si la memoria no me falla, la primera peli cifi japonesa que vi fue Tetsuo (1989, la de 2009 aún no la he visto). Aquello era raro de narices (y repugnante en ocasiones), pero debió de ganar la fascinación sobre el asco porque acabé viendo la secuela. La historia de esta segunda entrega se entendía mejor, pero la etiqueta de Serie B (qué digo B, Z por lo menos) la convertía, más que en cifi, en algo tipo Tokyo Gore Police (que también me vendieron como ciencia ficción, aunque claro, si me hubiera fijado más en el título...).

Ahora bien, la película que de verdad de la buena me hizo decir «¿Dónde hay más droga de esta? Póngame dos», no fue Battle Royalcomo algunos puedan pensar (no sé cómo será la novela, pero en la película la ciencia ficción es anecdótica), sino Returner. Alienígenas, viajes en el tiempo, cachivaches, batallas... ¡y efectos especiales decentes! Es posible que quienes la hayan visto (o la vean después de leer esto) digan que no es para tanto, pero tenéis que comprenderme: aparte de pelis de samurais (algunas de corte fantástico), terror y algún que otro género de tipo realista, de ciencia ficción en imagen real no había nada más en aquella época, y encima, esta era un producto más que aceptable (también salió poco después Casshern, pero fue una tremenda decepción).




Lamentablemente, a España sigue llegando poco, aunque hace un par de años, por fin, irrumpieron en el mercado un par de distribuidoras especializadas en cine asiático. No obstante, de títulos cifi hay poco: la adaptación de Space Battleship Yamato, las dos de Gantz, la trilogía de 20th Century Boys (que me parece sobrevaloradísima) y... para de contar. Bueno, pronto llegará Capitán Harlock, aunque, personalmente, me pareció una adaptación semi decente y fallida como película (a menos que sepas de qué están hablando, el argumento no se entiende; eso para empezar). Pero quién sabe, quizá con un poco de suerte veamos en DVD la interesante Libray Wars, por ejemplo, y creo que Parasyte tiene posibilidades; porque aquellas que son anteriores a 2013 (y mucho menos las clásicas de los 90) mejor nos olvidamos. Ah, y que nadie mencione Shingeki no kyojin (Ataque a los titanes), por favor. Sí, sí, también es cifi (o al menos sigo convencida de ello); sí, sí, ya está confirmado que habrá DVD/BR en España, pero... la puedo recomendar como curiosidad, porque como peli es floja, floja.

Anda, mira, ya tengo excusa para hablaros otro día de buenas pelis/series que son adaptaciones de manga/anime/novelas (hay porrón) y las que ni son buenas pelis, ni buenas adaptaciones, ni nada.
Esto... Vamos a ver, Felicidad, llevas un buen rato «hablando», citando títulos para que nos quede claro que has visto mucho, pero no estás entrando en materia; no nos estás hablando de cifi nipona en realidad.

Cierto, pero en mi defensa diré que estaba todo calculado. Y es que, para los amantes de Japón, es muy probable que todo esto que estoy contando no sea nuevo, aunque está bien mencionarlo para que nos entendamos (sobre todo por gustos personales). Cine y anime/manga es lo más consumido/buscado; la literatura se está abriendo paso, es verdad, pero tengo comprobado que no son muchos los que se interesan por las series (dorama), o ni siquiera saben que existen webs que se nutren de este pequeño formato. Una lástima, porque se pueden encontrar pequeñas joyas, algunas de ellas cifi, que merecen un reconocimiento especial.

De eso, y no otra cosa, es de lo que os quería hablar. De dos títulos, dos series que, en mi humilde opinión, pertenecen al rango de clásicos y que todo amante de la cifi, con curiosidad más allá de lo autóctono o lo anglosajón, debería conocer: Bokura no yuuki – Miman toshi (tal vez la encontréis por ahí como Las llaves de la ciudad) de 1997 y Long Love Letter de 2002.

Hay dos aspectos de la ciencia ficción nipona que, para mí, destacan sobre los demás: el que se centra en balancear ciencia/alma (los términos son cosa mía, espero que se entienda lo que quiero decir) y el que habla de la contraposición individuo/sociedad. En ocasiones se combinan ambos, y el resultado, como he repetido hasta la saciedad, es tan fascinante como raruno.

En este caso, los dos títulos se centran en lo segundo: individuo/sociedad. Y es que una temática que he visitado bastante es: el mundo que conocíamos ha desaparecido, ¿seguimos con las mismas costumbres, o las cambiamos? Tenemos que pensar, además, en la perspectiva japonesa (si habéis leído sobre su reacción tras la SGM lo entenderéis mejor, si no, recomiendo la lectura de El crisantemo y la espada); véase, algo ajeno ha irrumpido en nuestras vidas y solo tenemos dos opciones: asimilarlo hasta hacerlo nuestro, o perecer.




Puede que no lo creáis (yo tampoco, teniendo en cuenta lo poco romántica que puedo llegar a ser), pero de esos dos dorama, el primero que vi fue Long Love Letter. Es posible que estuviera de bajón y el título moñas me importara poco, aunque sí recuerdo pensar «¿Qué ñoñada de instituto es esta?», y al terminar el primer capítulo exclamar «Pero ¿qué coñ...?». Haceos una idea: típica historia juvenil de adolescentes, con un par de profes que se ailovian pero no lo dicen, y de repente... ¡toma! Portal temporal que te traga (aunque los protas, ni tú, lo saben de momento). Siguiente capítulo: estás en el mismo instituto, no hay nadie, todo a tu alrededor es desierto y no tienes qué comer ni beber. Final del capítulo dos: unas criaturas chungas atacan. WTF? Y esa es la historia que sigue a continuación: te sigues comportando como un imbécil, o reaccionas. ¿Qué pesa más: el bien individual, o el colectivo? Luego llegas al capítulo once (el último) y lloras como un/a idiota no solo porque entonces entiendes el título de la serie, sino porque te preguntas «¿Han arreglado el futuro de mierda que nos espera, o todo el esfuerzo y el sacrificio han sido en vano?». Hacedme caso, la serie merece la pena aunque no estéis acostumbrados a la sobregesticulación que a veces parece más de anime que de gente común. Es una oda a la superación personal en un ambiente hostil y carente de esperanza, pero en especial: cifi wena cuando juntas todas las piezas.

En cuanto a Bokura no yuuki, admito que me costó decidirme a verla (me parecía demasiado «vieja» y con evidente poco presupuesto), pero lamenté haber tardado tanto. Estamos hablando de un El señor de las moscas en versión japo; y sí, cifi, donde una extraña enfermedad mata a todos los adultos en una ciudad y los jóvenes quedan aislados del mundo exterior.

Dejando de lado la aparición de esta peculiar plaga, hay dos temas muy bien tratados: por una parte, la disyuntiva entre acción/conformismo; y por otra, nuevo/viejo. Es decir, rebelarse contra el adulto que nos mantiene encerrados y nos amenaza con castigarnos si nos atrevemos a salir del perímetro que nos ha marcado, o acatar sus normas; y la idea de por qué voy a seguir aceptando unas reglas sociales cuando está claro que el mundo ha cambiado (vamos, no voy a obedecerte solo porque seas mi senpai, eso era antes; ¿acaso te has ganado mi respeto?). Es verdad que luego queda todo muy happy, pero el trayecto merece la pena.

¿Y la cifi? ¿Dónde está la cifi? Cierto es que la parte científica está bastante diluida y que el escenario per se es solo una excusa, pero la parte de especulación social es muy marcada y... ¿qué queréis que os diga? Es precisamente la ciencia ficción la que más ha desarrollado estos asuntos, y ese es uno de los motivos por los que me gusta este género.
Sé que podría haber añadido otra serie al listado como Zettai Kareshi (también conocida por los títulos Absolute Boyfriend o Mi novio es un robot) que, aunque parece que tira mucho de la parte romántica, lo cierto es que tiene bastantes elementos asimovianos. No obstante, creo que por hoy ya me he enrollado bastante. Otro día, más. Solo me queda esperar que alguno de estos títulos haya despertado vuestra curiosidad.

Dragon Ball Super 1x07 Bills ¿invencible?

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Tras nuestro pequeño parón con las reseñas semanales del nuevo anime de Dragon Ball Super, volvemos a la carga con el séptimo episodio. Nos habíamos quedado en el inicio de la pelea contra Bills. Buu se había comido todo el puding de éste, por lo cual había empezado una pelea con la sencilla derrota de Buu. Vegeta sigue paralizado de miedo mientras Bulma le insta a pelear continuamente. El resto de compañeros pululan por el barco mostrando sus caras de asombro continuamente, algo que ha generado muchas bromas en las anteriores sagas de Dragon Ball.





El séptimo episodio está compuesto básicamente de peleas. Trunks y Gotens se fusionan pero apenas logran rozar a Bills. El resto de amigos se lanzan al ataque pero parece que Bills está muy por encima de estos. Tras unos interminables minutos de una pelea algo vergonzante para nuestros protagonistas (Piccolo, C18 y TenShinHan son vencidos con la energía que libera Bills al abrir uno de sus ojos, es decir, con apenas esfuerzo), volvemos al tema de la comida. Dragon Ball Super ensalza la cocina japonesa por encima del resto. No solo estamos hablando de sushi, todos sabemos que a Akira Toriyama le gusta dar protagonismo a esta cocina. Es imposible no salivar viendo estos capítulos donde Bills y Wills prueban deliciosos manjares de la cocina tradicional japonesa.



Respecto a los personajes, sorprende la ingenuidad con la que son tratados. Al terminar la saga de Buu, muchos de ellos habrían cobrado cierta madurez, pero en Dragon Ball Super parece que vuelven a cierta franja de edad mucho más reducida. Es decir, la serie ya no está dirigida a los que crecimos con ella, sino a los actuales consumidores de anime, más jóvenes y con más tiempo. No tendría mucho sentido adaptar la serie a los fans que la vimos cuando éramos chavales, pues debería ser una serie mucho más adulta y madura y cierta franja de público se perdería. Ojalá hubiera sido así.





El capítulo termina con una escena motivadora. Esperaremos a ver qué nos depara el siguiente. ¿Y vosotros, estáis siguiendo la serie? ¿Qué os está pareciendo?

Norma licencia el manga de Pokémon

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Norma editorial acaba de anunciar una nueva y suculenta licencia. Se trata del manga de Pokémon. Sí, exacto, el manga que adapta los videojuegos. Pero ¿cuál de todos ellos? Pues se trata de Pocket Monsters SPECIAL, o Pokémon Adventures, según asegura la editorial, la adaptación más fiel de los videojuegos a manga. La serie va por el tomo 52 en Japón, y se trata del manga más vendido en este país. El manga trae algunas sorpresas que no se han visto ni en el anime de Pokémon, y será más fiel al estilo del videojuego que al anime. Esta adaptación tiene guión de Hidenori Kusaka y dibujo de Mato.


Norma Editorial ha decidido ordenar los tomos de forma alternativa a como están ordenados en Japón, de manera que cada tomo no incluya partes de otra saga (como ocurre en Japón) y sean de esta forma más autoconclusivos. La planificación, tal y como la muestran en Norma, es la siguiente:




One Punch Man 1x01 Abajo los tópicos

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Hoy en día es complicado mantenerse libre de spoilers. Ya no solo porque alguien ha visto algo antes que tú, o quizá porque has leído/escuchado una conversación cargada de detalles de la trama. El material promocional cada vez es más agresivo y en ocasiones desvela demasiado de la trama de una serie. Por suerte he llegado intacto a ver el primer capítulo de One Punch Man. La serie ha generado mucho hype por aquellos que han leído el manga y parece que el anime es un éxito asegurado desde antes de su estreno. En El peso del aire queremos comprobarlo.




Es muy, muy extraño que un anime o manga rompa con los tópicos y clichés preestablecidos por la industria y el mercado. Los que soléis consumir estos productos habréis notado que muchos suelen ser copias unos de otros, además de forma bastante evidente. Los patrones por los que van cortados estos animes también van en función del mercado que lo demanda, ya sea mujeres con poca ropa y cosificadas al extremo, héroes jóvenes que en el último momento sacan cierto poder oculto y consiguen vencer, etc. Podríamos dedicar varios artículos a esto. Pero One Punch Man empieza de forma rompedora, el protagonista, un salary man llamado Saitama ya es el hombre más poderoso del mundo. Esto le produce una apatía terrible, pues su vida ya no tiene ninguna meta, no hay nada más allá. Saitama ha llegado al límite. Según él mismo dice, entrenó tanto, que se quedó calvo.






One Punch Man nos ahorra los trilladisimos pasos de un héroe pobretón en su evolución en la escala de victorias. Nos ofrece al héroe superno. Un héroe que no es épico, que no produce empatía, que es un superhéroe en mallas y calvo que duerme en un pequeño cuartucho de un bloque de apartamentos. Saitama se propuso vencer a todos sus enemigos de un solo puñetazo hasta ser el más poderoso. Y vaya que si lo consigue. Yo tenía gran curiosidad por ver cómo se desarrolla un anime donde el protagonista puede vencer a cualquier enemigo de un solo ataque. Lo cierto es que los combates son mucho más que entretenidos. Algunos de ellos están cargados de humor. De hecho, cuando Saitama desintegra a un enemigo de un puñetazo y sus restos se esparcen por el lugar, en vez de sentir asco, nos reímos, ya sea por la figura del protagonista o el trato pseudoépico de la escena.





El humor del anime viene sobre todo de no tomarse demasiado en serio a sí mismo. Por ejemplo uno de los enemigos es un monstruo que tiene un motor de coche en la cabeza, o un cangrejo que va en calzoncillos o un chaval cuya barbilla parecen dos pedazo de coj****. Además hay otro tipo de humor más camuflado que hace referencia directa al tipo de sociedad japonsa, como la cruda vida de un salary man o la baja natalidad en el país nipón. Bromas que quizá pueden pasar desapercibidas por el trasfondo cultural.





La animación es impresionante, muy al estilo del estudio Madhouse (Hunter x hunter, BTOOOM!, Parasyte, No Game No Life o Black Lagoon, por citar algunos). Con una calidad sólida, y un gran dibujo que se adapta perfectamente a las situaciones. Por ello la animación será muy dinámica en las batallas, recordando a Tengen Toppa Gurren Lagan, y más pausada y relajada, con los bordes de los dibujos más marcados en las escenas cómicas. Además la banda sonora acompaña a la perfección a la trama, repleta de riffs de guitarra rockeros y pegadizos ritmos de batería. En definitiva, una grandísima primera impresión.





Shonagon y su almohada de papel

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A finales del siglo VIII se inicia en Japón el período Heian, caracterizado por su esplendor y belleza y considerado por todos los literatos japoneses como el inicio de la literatura japonesa clásica. Sin embargo, no fue hasta el siglo X que el esplendor cultural empezó su época más conocida y productiva. Fue en esa época en la que aparecieron las dos obras de literatura clásica japonesa más conocidas tanto en territorio nipón como en tierras extranjeras. Estoy hablando, por supuesto, de La novela de Genji por Murasaki Shikibu y de El libro de la Almohada por Sei Shonagon. Es este último del que voy a hablar en esta reseña y aunque ambos libros marcan la literatura de la época y nos abren una ventana a la realidad del período Heian, son dos libros bastante dispares entre sí en cuanto a su desarrollo y estructura. 

Se cree comúnmente que El libro de la almohada es llamado así por los cuadernos de notas que también han existido en la cultura occidental (llamados bedside book en inglés o livre de chevet en francés). Cuadernos de notas en los que sus autores apuntaban ideas o frases que aparecían en ese momento que oscila entre el desvelo y el sueño. Otros apuntan a la explicación que da la misma Shonagon al final del libro, de la cual se sospecha su validez.

"Un día, el Ministro del Centro entregó a la Emperatriz una pila de cuadernos. La Emperatriz me preguntó: "¿Qué se podría escribir en ellos? El Emperador ya está redactando los Anales de la Historia." Entonces yo le contesté: "Si fueran míos, los usaría como almohada:"

Sea como sea, este libro es el representante del género zuihitsu (literalmente "al correr del pincel"), bastante extendido en la época, en la que se reúnen ensayos fugaces, pensamientos íntimos, poemas o apuntes autobiográficos. Por lo tanto, es libro que carece de un hilo narrativo o de unos personajes concretos, sino que reúne textos que Shonagon escribía, ya fuera encima de su almohada o en cualquier otro lugar. 

Sei Shonagon, llamada así durante su servicio en la Corta en la década de 990, es una autora de la que poco se sabe. Durante unos años fue ayudante de la emperatriz Sadako. En el libro nos aparece como una mujer adelantada a su época, extremadamente inteligente o capacitada, cultivada y muy cínica. Es así como la vemos a lo largo de los diferentes ensayos y recuerdos que Shonagon va plasmando durante el libro. El libro de la Almohada, por lo tanto, está plagado de fragmentos que tienen en común la pluma y personalidad que los ha escrito. No hace falta comentar que la riqueza cultural que alberga este libro es incalculable. A través de escenas vistas desde el punto de vista de la autora, a través de poesía, de las largas listas que caracterizan este libro, podemos recorrer fácilmente la época, podemos acercarnos a esos años y esa cultura que parece tan lejana. Y a la vez, podemos comprobar que no es tan lejana, sino que al contrario, el ser humano parece tener varias cosas en común, pese a que centenares de años separen unos de otros. 

Sei Shonagon por Tsukioka Settei
Sin embargo, no solo el carácter estudioso que puede tener el libro lo hace interesante. A través del texto podemos recoger detalles, impresiones y observaciones de la escritora. Fragmentos que evocan emociones que aún hoy siguen intactas o largas listas de objetos o sensaciones que nos muestran el filtro de belleza con el que los cortesanos del Japón en la época Heian contemplaban el mundo. Es un libro fácil de leer, pese a que la escritura es delicada y detallista y está plagada de alusiones a poesía japonesa o china de la época. Y aunque el libro carezca de trama o de continuidad, forma un conjunto de deliciosa literatura que se hace evocador al leer y que está formado por centenares de fragmentos diferentes y a la vez, similares. Aunque se hace algo de leer, sobretodo las escenas minuciosamente relatadas, se hace a su vez interesante para todos aquellos que les produzca placer el leer escenas detalladas. El caracter de la autora se deja ver a través de sus palabras con una facilidad pasmosa y es una personalidad con tanto encanto que irremediablemente el lector cae rendido a sus pies. 

Podemos ver una contraposición en la novela de Murasaki y el libro de Shonagon. Pues mientras que Genji Monogatari tiene como transfondo el aware (la melancolía ante lo bello y fugaz), en Makura no soshi vemos plasmado el concepto de okashi, que vendría a significar lo alegre, lo ingenioso, una palabra que en el original se repite constantemente. Seguramente esta fue una de las razones que ha llevado a la sociedad japonesa a criticar a esta autora desde la aparición de Makura no soshi, pues la han tildado de superficial o cotilla innumerables veces. Y aunque Shonagon apartó la tristeza de su época, aún podemos ver la belleza e inteligencia que plasma en cada una de sus palabras. 

Las ediciones en español están publicadas por Adriana Hidalgo editora y, posteriormente, por Alianza. Esta última edición lleva más acotaciones y explicaciones que el primero y es, por lo tanto, más aconsejable (aunque yo leí la primera edición). Este libro no es un libro de lectura ligera (como puede parecer por los cortos fragmentos) ni de lectura rápida, pero sí de lectura placentera y sencilla. Shonagon carga en sus palabras las características de la época en la que vivió. No nos engañemos, este no es un libro para dormir o para leerse entre sábanas, pero sí para hacernos evocar la melancolía y belleza de los tiempos pasados japoneses. Y aunque es el invierno la estación que más ilustraba los pensamientos de pérdida y desaparición predicada por la religión, Shonagon empieza el Makura no Soshi evocando la belleza de la primavera: 

"En primavera, el amanecer. Cuando al insinuarse la luz sobre las colinas, los contornos se tiñen de un pálido rojo y purpúreos jirones de nubes flotan sobre las cimas." 

De amores y desamores

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El amor es uno de los temas más universales en la literatura. Miles de libros, miles de historias han sido contadas con este sentimiento de trasfondo. Miles de ideas que confluyen en una sola: En el amor puro y pasional que transforma a las personas, que los lleva más allá de sus límites. Hiromi Kawakami, la autora protagonista de la reseña de hoy, no se salva de este sentimiento; podemos ver en la mayoría de sus obras conocidas cómo, de diferentes maneras, el personaje principal va adentrándose más en su propio corazón. Sin embargo, el libro que llega hoy a nuestras manos, una antología de ocho relatos, se aleja un poco de la idea del amor y a la vez, la abraza con todas sus fuerzas.



Abandonarse a la pasión es un libro diferente a lo que estamos acostumbrados. De hecho, esta antología difiere bastante del resto de la obra de la autora. Formado por ocho relatos cortos (el libro entero no llega a las 150 páginas), protagonizados siempre por una mujer y por el amor. O el desamor. Como una puesta de sol, el lector puede contemplar el relato entrelazarse con el horizonte antes de desaparecer. Y sin embargo, nos queda el reflejo tornasolado de los últimos rayos en la memoria. Y es que son cuentos que no desaparecen con facilidad, sino al contrario, van acumulándose conjuntamente en el interior del lector. Aunque cada cuento tiene su propia personalidad, Kawakami usa siempre un punto de vista personal, metiéndose dentro de las mentes de las protagonistas que son ocho diferentes y a la vez, una sola. Pues aunque todas tienen vidas diferentes, relaciones diferentes, todas parecen trazadas por un patrón similar: La soledad, la necesidad de sentirse querido, arropado o simplemente, acompañado. La melancolía que las rodea y que rodea sus relaciones son los tonos que mezclan los ocho relatos de este pequeño libro. Aun así, el tono de cada uno de los cuentos es diferente. Sí es verdad que tiene varias características en común, como las relaciones personales entre un hombre y una mujer o esa melancolía y soledad que parece rodear a cada una de las protagonistas de los ocho relatos. Pero aún así, estos son diferentes entre sí y nos cuenta historias muy variadas. Algunos relatos son más bien juguetones, divertidos y otros afrontan la historia desde un tono más serio o hasta fantasioso.

Todos los cuentos afrontan el amor desde la cotidianidad. El día a día, situaciones normales en pareja como puede ser salir a comer, ir de picnic o ir al parque de atracciones, son narrados desde una mano experta para mostrarnos a su vez lo diferente de cada una de las relaciones. Situaciones diarias en las que las protagonistas tienen oportunidad de preguntarse, de plantearse cuestiones relacionadas con el amor o con la propia identidad, una marca clara de la autora en muchas de sus obras. Son preguntas, sin embargo, que quedan sin respuesta y que el lector tendrá que buscar en sí mismo. La sexualidad es otro leiv motiv de la mayoría de los cuentos. Una sexualidad desinhibida y a la vez, llena de complejos. Un tema tratado desde un punto de vista muy alejado del occidental y que sin embargo, nos parecerá muy cercano. La mayoría de relatos contienen ese toque erótico, en algunos mucho más presente que en otros, pero siempre constante. Otro de los motivos que se presenta, de forma más o menos tangible, en la mayoría de los relatos es el agua. El agua, en forma de lluvia, lago, mar, cualquier forma en la que se presente, tiene un significado especial para los japoneses.

El estilo de Kawakami se adapta a la perfección con este tipo de relatos y con su sencillez, logra transmitir mucho más de lo que parece. Más allá de la superficie reflejada, Kawakami explora en las profundidades del amor; no solo su luz, sino también su oscuridad. No solo la delicadeza poética del amor, sino también su cualidad desgarradora. Una prosa cercana que ayuda a intimar no solo con los personajes, sino con la propia autora y todo el mundo creado alrededor de las ocho historias de pasión. Con el ritmo suave que caracteriza a la autora, los ocho cuentos forman parte de una misma antología, de un mismo mundo, un mismo ambiente característico de la autora. Además, Kawakami se aleja de su registro más conocido para adentrarse en historias más bizarras, sin perder nunca ese sentido de la belleza, de la sutilidad y de la cotidianidad que caracterizan el resto de novelas de la autora. El amor que sienten las protagonistas es un amor doloroso, pero de un dolor que termina por gustar. Un amor íntimo, desgarrador, o frío y lejano como el agua. La autora narra ocho formas diferentes de enfrentarse al amor, de comprenderlo o expresarlo. 

Empieza con lluvia y acaba con un lago. Empieza por una relación casi nueva, casi intacta, para acabar con una relación centenaria. Kawakami construye muy bien todas las historias entre sí para que tengan un hilo conductor similar que no solo acoge el amor, sino otras características. El orden de los relatos no es casual, pues más que relatos independientes, parecen ocho porciones de una misma cosa. Suicidios, inmortalidad, soledad, pasión o los límites de esta, frustración y melancolía. Kawakami nos trae todas estas cuestiones con una sincerdad que al principio puede asustar, pero que de tal cercanía que al final, emociona. Silenciosamente, Kawakami se adentra en la mente del lector y llega un momento que no la suelta: Si has llegado hasta aquí, ya no vas a salir.

Ataque a las adaptaciones

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No, no, no y mil veces no. Así no se hace una adaptación. Desconozco a los mayores culpables de este destrozo, pero toca poner el foco de atención sobre el director, Shinji Higuchi. Sí, Attack on Titan es un blockbuster. También es cierto que es poco pretenciosa, pero mi queja no va por ahí. Como gran fan de las películas palomiteras, esperaba encontrarme con algo que me entretuviera por lo menos gran parte del tiempo que dura el filme. Pero lo que conseguí fue incomodidad y muchas ganas de que terminara cuanto antes. ¿Todo es malo? No, también tiene algunos puntos a favor, pero el conjunto por desgracia, no se salva y no consigue el aprobado.

Shingeki no Kyojin es un manga muy popular creado por Hajime Isayama. Tanto es así que ha tenido dos adaptaciones a anime y se han filmado dos adaptaciones con actores reales, la primera de ellas, estrenada hace relativamente poco (se ha proyectado esta primera parte en Sitges). El caso es que la adaptación había levantado mucho entusiasmo pues el tráiler prometía. ¿Es una buena peli de acción? No, es normalita. ¿Es una buena adaptación? No, para nada. ¿Entonces, es una peli entretenida? Sí, sobre todo si no sabes nada de Shingeki no Kyojin.





Pero volvamos a la película. Las similitudes entre la franquicia que todos conocemos y la adaptación son significativas, aunque insuficientes. Titanes, check. Muro rodeando los últimos vestigios de la humanidad, check. Equipo de asalto especializado en asesinar titanes, check. Y ahí queda la cosa. Es cierto que Eren protagoniza el film, pero nada qué ver con el Eren del manga/anime. Igual que Mikasa y la gran mayoría de personajes. Es decir, están ahí, pero no son ellos. Y esto no debería ser malo por necesidad, pero es que los personajes de la película simplemente no funcionan. Además de sobreactuar continuamente, claro. Por ejemplo las escenas donde cierto personaje trata de ser cómico para liberar un poco la tensión y que quedan demasiado fuera de lugar (incluso para el cine japonés).




Existen elementos que destacan, como por ejemplo la increíble CGI utilizada en la película. Los elementos digitales se fusionan con actores vestidos de titanes con trajes de goma y éstos junto con los actores reales. Se crea un efecto muy interesante que recuerda a las antiguas películas de Godzilla y que a mí me parece un acierto. La atmósfera que se consigue es todavía más ominosa si cabe. Además las escenas de acción o en las que aparecen titanes son las mejores del film, pues cuando los actores se ponen a hacer su trabajo (actuar), la película se vuelve un tostón. Cabe destacar la iluminación, muy conseguida en escenas diurnas pero cuando se trata de filmar en la oscuridad todo se vuelve confuso y apenas ves qué está ocurriendo. No es que se cree un efecto de claustrofobia, es que directamente no se ven muchas de las cosas que ocurren.




Las críticas en Japón han sido destructivas con esta película, tildándola de “burda parodia” de la franquicia que adapta. Y no van muy desencaminadas, ya que el guion añade elementos que no ayudan al ritmo del film y elimina otros que eran esenciales para permanecer enganchados a la historia. Shingeki no Kyojin recogía el testigo de la tradición de crear un mundo post-apocalíptico haciendo una metáfora del Japón que sufrió la bomba atómica. Un pequeño Japón se refugia del resto del mundo y solo los jóvenes de este nuevo y destruido Japón pueden salvar a la nación. La crítica al ejército es clara, destacando su ineptitud y dejando claro que en gran parte por su culpa están como están. Podríamos seguir mentando elementos, pero como ya he dicho, es una tradición que se lleva utilizando en Japón desde el primer film de Godzilla. Attack on Titan no aporta nada nuevo, y lo poco que pretende lo hace mal. Violencia gratuita y poco más. Una película muy poco entretenida y que ni varias bolsas de palomitas salvan.

Y sí, tenemos pensado ver la segunda parte. Que no se diga que no nos sacrificamos.


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